Oh fornicador
Ha llegado tu turno
Omnipotente
Tus pupilas lo saben todo
Preparas un lecho
Y esas paredes ocres
Ceden a la luz de una lampara
Te gusta danzar
Embriagarte del alba
Tener amantes a toda hora
Mientras ella te observa
Y sus hormonas rechinan
Un tapiz de sangre
Entonces
Tu saliva niega la noche
Y segrega alcanfor de oriente
Y un semen en primavera
Tiembla en su cuerpo
Porque tu virilidad
Se vuelve fuego
Una maquina que tritura
Y descubre la carne
Olor a zándalo
Y remangas tu dermis
Te retuerces
Examinando sus sentidos
Un monte pubiano
Y palpas esa vulva fresca
Todavía expuesta
Aun complaciente
Y de inmediato
Tú tiemblas
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